Viajar con el estómago vacío no es un buen plan y si están en Galicia sería un sufrimiento. Revisen estas opciones para comer rico y económico.
Cada vez que viajo anoto los lugares que quiero conocer y planifico las rutas, tanto convencionales como alternativas, para entender mejor la cultura y distribución del lugar. Es imposible no planificar el viaje sin pensar: “¿en dónde voy a comer?”. Por eso, me encanta visitar restaurantes muy típicos para probar distintos bocadillos mientras converso con algún trabajador que siempre tiene cientos de cuentos urbanos que contar.
En este post les voy a recomendar tres lugares que visité durante mi viaje por Galicia. El primero lo conocí por casualidad en la península de A Coruña. Estaba con mi amiga Jessica, tratando de escapar de la alerta naranja y su fuerte tormenta con vientos que no nos dejaban caminar, cuando un gallego muy conversador nos recomendó el Restaurante Momos por su comida hecha en casa y el cálido ambiente que se hace notar apenas entras.
Momos tiene 20 años funcionando en la Ciudad Vieja de A Coruña, entre la esquina Santo Domingo con Santo Francisco. Al principio fue una cafetería pero con el tiempo sufrió algunos cambios, sin perder el sabor casero de sus platos. Tienen un menú variado con raciones muy generosas y buenas ofertas que van de los 8,70 € por persona.
De entrada comimos una ensalada de salmón fresco con melocotón acompañado con un chollo que es una especie de empanada distribuida en capas de vegetales, atún y queso. Como platos fuertes elegimos unas crujientes patatas con filete de cerdo y patatas con ternera gallega al horno. Un menú sencillo y muy apetitoso que resalta esa sazón característica de Galicia, obviamente tiene que ir acompañado de un buen vino tinto y cerrar con un delicioso helado o brownie como postre.
Por su parte, en Santiago de Compostela hay una calle, llamada rúa do Franco, muy transitada por los turistas gracias a la cantidad de restaurantes y locales tradicionales que ofrecen las mejores recetas de la región. Allí comimos en A Taberna do Bispo, local 37, que tiene una trayectoria de doce años y un sinfín de reconocimientos gastronómicos.
Vale la pena visitar este lugar y, si van solos o son dos, no dejen de sentarse en la barra para que disfruten de unas excelentes tapas con una gustosa caña. A Taberna me dejó maravillada con el grato servicio que ofrece, mi amiga Jessica y yo pasamos un rato agradable escuchando los cuentos del señor que nos atendía, Santi Giraldo, quien nos demostró ser un muy buen conocedor de la tradición gallega.
El restaurante ofrece a sus clientes desde bocadillos sencillos hasta platos más elaborados que mezclan los productos típicos de la comunidad autónoma con una presentación gourmet. Nosotras no perdimos tiempo, llegando empezamos con un pulpo a la gallega que pueden acompañar con pimientos de Padrón. Luego, vale la pena disfrutar de la coliflor rebozada con queso y tomar una clara de limón, es una cerveza con gas de limón muy común en la zona.
La especialidad de la casa es el bacalao rebozado con aceite y miel. “El crocanti de queso brie con mermelada de arándanos es la hostia”, como nos comentó Santi. La cubierta de almendras que acompaña al queso puede lograr que te comas no solo uno, sino hasta dos crocantis.
El último sitio que les recomiendo es el Mercado de Abastos donde disfrutaran caminar por el antiguo edifico y ver los moluscos, pescados, carnes, quesos y verduras recién salidos del mar y de la huerta. Los servicios innovadores se hacen notar, hay un bar llamado Marisco Manía que les ofrece cocinar al momento los productos que lleven, adquiridos dentro o fuera del mercado.
Pueden llevar pescados, pulpos, cefalópodos o carnes y ellos cocinarán la cantidad que quieran por tan solo 4€ para saborear toda su frescura in situ. La bebida, el postre o cualquier otro acompañante tiene un precio adicional. Para los aperitivos, Marisco Manía recomienda un buen vino macerado en hierbas como el Vermut traído desde las bodegas Lodeiros de A coruña.
Disfruten del viaje y recuerden que la cocina es una estupenda forma de conocer la historia de un país. Arriésguense a probar nuevos sabores y con las famosas tapas españolas pueden picar de todo un poco por menos. ¡Qué aprovechen!